En algunas ocasiones, no es fácil distinguir
un proceso alérgico de un proceso cata-
rral de vías altas o catarro común. Exis-
ten algunas diferencias que nos permiten
identificarlos:
•
La duración de síntomas suele ser menor
en el catarro común, los procesos virales
suelen durar de media una semana.
•
Fiebre y dolor muscular no aparecen en
los procesos alérgicos.
•
La tos, aunque puede aparecer en alergia
es mucho más frecuente y prolongada en
los cuadros catarrales.
•
La evolución del cuadro y la respuesta al
tratamiento es claramente distinta, mien-
tas el resfriado común requiere solo tra-
tamiento sintomático, la alergia responde
claramente al antihistamínico que dismi-
nuye o elimina los síntomas.
Tratamiento
El tratamiento de elección en los casos de
alergia son los antihistamínicos, fármacos
que bloquean la liberación de histamina,
que es la sustancia responsable de la sin-
tomatología alérgica, es importante tomar-
los de forma regular en periodos de alergia,
preferentemente por la noche. Existen dos
tipos de fármacos, los antihistamínicos clá-
sicos o de primera generación, y los an-
tihistamínicos no sedantes o de segunda
generación, más usados en la actualidad
porque actúan de forma más selectiva y
penetran menos en el sistema nervioso
central, disminuyendo la somnolencia, por
lo que se consideran más seguros y no
interfieren en las actividades diarias. Pode-
mos encontrarlos en comprimidos, jarabes,
aerosoles nasales o colirios. A este grupo
pertenecen fármacos tan conocidos como
Loratadina (Clarytine), Desloratadina (Ae-
rius), Ebastina (Ebastel), Rupatadina (Ru-
pafin, Alergoliver), Azelastina ( Afluón), etc.
También hay que tener en cuenta como tra-
tamiento, la inmunoterapia, o la administra-
ción de vacunas. La vacuna trata la causa
de la alergia, consiste en administrar pe-
queñas cantidades de alérgeno al paciente
con el fin de que con el tiempo cambie la
repuesta del organismo consiguiendo que
sea inofensiva y por lo tanto no produzca
síntomas.
No en todos los casos hay que utilizar la
vacuna. Si los síntomas son leves, aislados,
responden bien a la medicación, van evo-
lucionando favorablemente de manera es-
pontánea, y la sustancia alergénica es fácil
de evitar, no será necesario usar vacunas.
Si, por el contrario, los síntomas son inten-
sos, frecuentes, incapacitantes o limitantes,
con mala respuesta a los medicamentos
o van evolucionando de manera desfavo-
rable, el tratamiento con vacuna no debe
retrasarse. La recomendación de iniciar un
tratamiento con vacunas la emite el espe-
cialista tras un estudio detallado.
Prevención
Evitar el contacto con el alérgeno, es me-
jor que tratar los síntomas de una reacción
alérgica.
Esta medida es posible en alergias a fárma-
cos, determinados animales, o sustancias