mo en un espacio en el que prima el pea-
tón, la bicicleta y el transporte público, un
reconocimiento del que todos los cartage-
neros se sienten muy orgullosos; también
del Gran Premio Europa Nostra que premia
la excelencia en la conservación del patri-
monio; y del Premio Nacional de Restau-
ración por el yacimiento arqueológico del
Barrio del Foro Romano, formado por dos
edificios pertenecientes a una corporación
semipública: unas termas con un peristilo
y el edificio del atrio dedicado a la celebra-
ción de banquetes religiosos.
Cartagena ha ido triunfando y crecido en
todos los sectores. Según comenta su al-
caldesa se cambio el modelo, se pasó de
una ciudad que tenía un tipo de industria
que acabó, y se supo mantener algo que
es importante en economía que es la diver-
sificación. Este término municipal vive de
la industria, de la agricultura y del turismo,
que no es solo de sol y playa, en Cartagena
hay, además, un turismo lingüístico, pues
el Instituto Cervantes ha homologado en
Cartagena la enseñanza del español para
extranjeros; hay un turismo patrimonial, el
patrimonio ya lo tenía, ha invertido en su
recuperación, en proyectos arquitectónicos
de máxima calidad, y esto está siendo una
potente fuente de ingresos para la ciudad;
hay un turismo de congresos, el auditorio
y el palacio de congresos es una fábrica
turística para hacer congresos; hay un tu-
rismo de festivales: la Mar de Música, el
festival de jazz, el festival de cine, y hay un
turismo cultural.
Cartagena tiene razones para presumir
de ciudad, pocas ciudades han tenido la
suerte de contar con las aportaciones de
arquitectos de la talla de Rafael Moneo,
para hacer el Teatro Romano; de Guillermo
Vázquez Consuegra para hacer el Museo
de Arqueología Subacuática; de Martín Le-
járraga para recuperar el hospital Carlos III;
de José María Torres Nadal que ha recu-
perado la Muralla; de Selgas y Cano para
construir el auditorio y palacio de congre-
sos, galardonado en la XII Bienal Española
de Arquitectura y Urbanismo; o del estudio
madrileño de Atxu Amann, Andrés Cáno-
vas y Nicolás Maruri por la cubierta del Par-
que Arqueológico del Molinete.
El auditorio
está hecho con un plástico
que se produce
en Cartagena, y por
primera vez se utiliza el
policarbonato para hacer
fachadas y el cambio de
colores a lo largo del día