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o m u n i d a d e s
Aunque a toro pasado es fácil decirlo, he
de confesar que tanto antes como después
de la ceremonia inaugural, siempre viví con
ilusión la celebración de los Juegos en mi
cuidad. Prueba de ello es que como apa-
sionada de los deportes y de la gran Lon-
dinium y para huir de la ola de negatividad
mediática que envolvían los prolegómenos
de la cita, decidí apuntarme como volunta-
ria en los Juegos. Tras un ensayo con cen-
tenares de personas me comunicaron la
buena nueva: había sido elegida para par-
ticipar en la apertura de las Paralimpiadas.
De las críticas al fervor nacional
Todo el país vivió en tensión durante los
cinco primeros días de Juegos. Hasta que
el “Team GB” consiguió su primera medalla
de oro. El país y los medios vivían obse-
sionados con el primer metal dorado en el
medallero que situaba al reino Unido tras
EE.UU. y China. Al final, 29 oros en las
Olimpiadas y 34 en las Paralimpiadas.
Personalmente y dada mi condición de vo-
luntaria, lo más espectacular fue el fervor
nacional hacia las Paralimpiadas. No en
vano, los Juegos Paralímpicos empezaron
en Reino Unido en 1948. Concretamente
en la ciudad de Stoke Mandeville, ideados
por un alemán en 1939. En agradecimiento
decidió organizar un certamen de deportes
para los veteranos de la Segunda Guerra
Mundial que sufrían lesiones de médula es-
pinal.
Preparativos para una cita plane-
taria
La gran fiesta deportiva ha costado 9.000
millones de libras (alrededor de 12.000
millones de euros). El parque olímpico se
construyó en Stratford en el este de Lon-
dres, una de las zonas mas desfavorecidas
de la ciudad. La regeneración de esta zona
ha sido uno de los temas más importantes
María Ramos, la segunda por la izquierda, con miembros del equipo paralímpico español.