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para los ciudadanos. Boris Johnson, nues-
tro alcalde, describió la recuperación esta
zona como “la mayor regeneración del Este
de la ciudad desde la Edad Media”.
Pero no todos los eventos se celebraron
en el Parque Olímpico. Mi favorito fue el de
Horse Guards Parade (la calle que lleva a
Buckingham Palace) donde se veía el Lon-
don Eye y St James detrás del campo de
voley playa.
Al lado del Parque Olímpico se construyó
el centro comercial de “Westfield Stratford
City” (el mayor centro comercial urbano de
Europa.)
Legado y futuro del Parque Olím-
pico
Entre la herencia que los Juegos dejan en
Londres, destacan el orgullo nacional en
una ciudad caótica y anárquica hace sólo
un año y el gran respeto hacia las personas
con minusvalías físicas y mentales, ade-
más de las ganas de emprender un estilo
de vida más sano. De hecho, ya estamos
viendo cómo más gente se apunta a los
gimnasios y clubes deportivos y el Gobier-
no ha anunciado una mayor formación de-
portiva en las escuelas.
Pero el gran legado va más allá del “mens
sana in corpore sano”. El llamado “feel
good factor” es la principal herencia de
los Juegos. Los londinenses nos hemos
olvidado ya de la Depresión Post Olímpica
(Post Olimpic Depression -POD-, por sus
siglas en inglés), no nos afecta que siempre
esté lloviendo en nuestra ciudad, ni siquie-
ra que la economía vaya mal. El “feel good
factor” nos han convencido de que supera-
remos los momentos más duros.
Un buen ejemplo de este nuevo karma es
el slogan olímpico “Inspirar a una genera-
ción”. El lema, que a mí como a otros mu-
chos londoniers nos parecía un poco cursi,
parece haberse convertido en el zeitgeist
nacional. Personalmente observo con alivio
que los medios de comunicación y los jó-
venes vean a los atletas como sus nuevos
héroes, en detrimento de los protagonistas
del papel couché y la prensa amarilla.
En el campo de las infraestructuras, el Par-
que Olímpico se convertirá en el Queen
Elizabeth Olympic Park, el parque urbano
más grande de Londres después de una
inversión de 300 millones de libras (más de
360 millones de euros). Sólo dos de sus
ocho estructuras no han decidido su nue-
va utilidad: el Centro de Comunicaciones,
construido por FCC, y el Estadio Olímpico.
Un estadio con múltiples “novias” que van
desde el equipo de fútbol West Ham Uni-
ted hasta la oferta del capo de la Fórmula1
Bernie Ecclestone para instalar un circuito
automovilístico dentro de las instalaciones.
A los londinenses ya sólo nos queda que
nuestro Embajador del legado Olímpico,
Sebastian Coe, el Gobierno de David Ca-
meron y nuestro carismático alcalde, Boris
Johnson, nos ayuden a que todos seamos
“Team GB” para siempre y no sólo en este
verano de magia de 2012.
Nuevo centro comercial de Westfield en el este de Londres.
El lema de las olimpiadas “Inspirar una generación’’.