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Una serie de consejos que, salvo situaciones particulares, ayudan en el objetivo de
controlar el estrés:
1.-
Saber que estresa, identificar las fuentes de nuestro malestar. Observar si
aparecen en determinadas circunstancias (trabajando) desapareciendo en
otras (vacaciones, fines de semana, etc.)
2.-
Si se identifica el estrés con el medio laboral una serie de medidas podemos
aplicar:
a) Priorizar:
Diferenciar lo urgente de lo importante y asumir que no se
puede estar en todo.
b) No sobredimensionar.
Los mensajes que se lanzan a uno mismo
influyen. Hay que ser positivo. Un “tu puedes” hace que se vea el pro-
blema desde arriba, le minimiza.
3.-
Tomar decisiones: No se puede dejar que el estrés paralice. Hay que pasar
a la acción y avanzar. No atreverse es lo que más angustia.
4.-
Ser capaces de aceptar el error y que es humano equivocarse. Se puede
aprender más con el error que con el acierto y no minimizar la capacidad de
rectificación.
5.-
Pedir ayuda. Todo es más fácil de hacer si se sabe delegar, compartir y
verbalizar las tareas y los objetivos con los compañeros, sobre todo cuando
hay “bloqueo”.
6.-
Decir no. Hay que poner límites tanto al individuo (“ser conscientes de los
que somos capaces de llegar a hacer”) como a los jefes y compañeros.
7.-
Aprender a relajarse: hay que entender que hay situaciones incontrolables.
Por ejemplo, es absurdo alterarse por estar atrapado en mitad del tráfico.
8.-
Reir más, asociar el trabajo o cualquier otra circunstancia con seriedad es
un error. Dentro de un orden la risa es relajante.
9.-
Cuidarse es importante: Dormir, hacer ejercicio, aprender a desconectar es
fundamental, para lo cual no hay que desechar el aprender técnicas de re-
lajación en un momento dado. Comer bien y disfrutar de la familia y amigos
ayudan en ese fin último que es olvidarse de los problemas diarios.
Resulta evidente que el tratamiento del estrés puede ser muy complejo y de difícil
solución y donde influyen factores tanto personales como externos difíciles de com-
patibilizar y por tanto de controlar. Pero conocerle, aunque sólo sea en parte, tomando
conciencia del mismo y abordándolo sin prejuicios, puede ayudar a identificarlo, a
proponer soluciones y, en definitiva, a mejorar la calidad de vida tanto en el trabajo
como fuera de él.
que no tiene porque ser negativa. A
lo largo de la evolución el estrés ha
cumplido una función fundamental en
la supervivencia de los seres vivos y
nos ha ayudado a mantener un esta-
do de alerta ante las situaciones ne-
gativas para la supervivencia, ponien-
do en marcha nuestros mecanismos
biológicos de adaptación, bien para
enfrentarse a la agresión o bien para
salir huyendo de ella. La misión del es-
trés, por tanto, es forzamos a generar
respuestas físicas y emocionales ante
situaciones de peligro.
Pero en la situación actual las cosas
han cambiado. Ya no se trata de en-
frentarse a una fiera o ante un peligro
natural como nuestros ancestros. Se
trata en los tiempos actuales de en-
frentarse a situaciones estresantes en
el medio laboral (o de la vida diaria)
que no requieran una respuesta inme-
diata en la mayoría de los casos, pero
que superan nuestra capacidad de
resistencia a largo plazo, poniendo a
prueba nuestra capacidad psicológica
de adaptación. Bien es verdad que di-
cha capacidad es variable y depende
de la personalidad, formación y carác-
ter de cada trabajador, lo cual también
habrá que valorar en un análisis global
de la situación. ¿Podemos hacer algo
para prevenir una situación como la
descrita controlando de alguna forma
el estrés al que estamos sometidos in-
eludiblemente?
Consejos para evitar el estrés