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equipo eficiente, o responder a problemas
psicológicos personales que indican inse-
guridad y falta de liderazgo.
Marcadas las orientaciones principales que
se deben seguir en una correcta planifica-
ción del tiempo, debemos hacer mención
a una serie de aspectos, influencias y es-
trategias mal concebidas, que aparecen de
forma habitual y que constantemente nos
desvían de nuestra meta principal: cumplir
nuestros objetivos lo más eficiente y rápida-
mente posible mediante una gestión ade-
cuada de nuestro espacio laboral. Son los
que llamamos “los ladrones del tiempo” y
que seguro todos identificamos:
Las interrupciones innecesarias, que
pueden ser múltiples, desde las conti-
nuas llamadas de teléfono hasta dejar-
se seducir por la oportunidad de bajar
a tomar un café a destiempo. Para ello
es necesario estudiar el entorno laboral
intentándolo controlar en lo posible.
No saber decir NO. Nuestra capacidad
es limitada y si somos conscientes de
que no vamos a llegar, debemos re-
chazarlo, aplazarlo o derivarlo.
Hacer varias cosas a la vez NO es un
uso eficaz del tiempo.
Es mucho más productivo concentrar tiem-
po y esfuerzo en una cosa, terminarla y
abordar otra con igual concentración.
Las personas de mayor responsabili-
dad NO deben trabajar más tiempo
para dar ejemplo. La responsabilidad,
la dificultad o la calidad del trabajo no
se manifiestan por un mayor número
de horas trabajadas.
Muy al contrario, un número excesivo de
horas redunda en fatiga y menor eficacia
y productividad, aparte de que tal ejemplo
puede transmitir ineficacia y mensajes dis-
torsionados relacionando eficacia con ho-
ras de trabajo.
Responsabilidad y disponibilidad
Responsabilidad y disponibilidad son con-
ceptos independientes que pueden ser
contrapuestos.
Cuántas veces hemos renunciado a una
actividad importante por acudir a una lla-
mada secundaria para una labor intrascen-
dente pero que corroboraría nuestra dispo-
nibilidad.
La calidad de las decisiones no mejora por
tomarlas con más tiempo. Una vez reco-
gida la información suficiente, cuanto más
tiempo se deje pasar menos eficaz resulta-
rá la decisión. Hay que partir de que en la
mayoría de los casos nunca se dispondrá
de toda la información que se querría tener.
El perfeccionismo mal entendido puede ser
en muchos casos la consecuencia de una
personalidad indecisa.
Dejamos de lado otras causas que aquí
no hemos abordado y que serían motivo
para otro artículo. Podríamos denominar-
las familiares y psicológicas (mala relación
matrimonial, adicción al trabajo, etc.) y en-
traría en algunos casos en el terreno de la
patología.
En fin, somos conscientes de que las situa-
ciones en nuestra actividad laboral son va-
riopintas y, en muchos casos, de difícil so-
lución. El planteamiento que proponemos
en general es difícil de aplicar en trabajos
y casos concretos que requieren otro tipo
de soluciones. Pero debemos pensar que
el empezar a reflexionar en un problema tan
acuciante como éste y que afecta de forma
peculiar al “modus laborandi” español, es
empezar a buscar y posiblemente encon-
trar la solución a una situación que nos ha
llevado a ser el país con mayor número de
horas de trabajo y en cambio la más baja
productividad de los países industriales de
nuestro entorno.
b i e n e s t a r