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en el Medio Laboral
ges
tión
tiempo
Por el Dr. Román Rodríguez Barrigüete
El tiempo es en muchas ocasiones un bien
escaso, sobre todo en el ámbito laboral,
donde el cúmulo de tareas puede poner
a prueba nuestra capacidad de organiza-
ción a la hora de marcar prioridades. La
imposibilidad de acometer todas nuestras
obligaciones de manera inmediata nos obli-
ga a una correcta planificación, marcando
aquello que es urgente y no puede esperar
en contraste con los asuntos que pueden
relegarse. El hecho de no ser capaces de
hacerlo nos puede llevar a bloquearnos o a
no ser eficaces en nuestra gestión.
Un planteamiento tan aparentemente lógi-
co y que parece sencillo no siempre es fácil
de realizar: los mensajes nos bombardean,
las órdenes se acumulan y los problemas
nos agobian sin dejarnos pensar. El estrés
que esta situación nos crea no hace más
que complicar la resolución del problema
al dejarnos paralizados sin capacidad de
pensar. El hacer, por tanto, una correcta
gestión del tiempo no solamente redunda
positivamente en la eficacia de nuestro tra-
bajo sino también sobre nuestra salud.
Dicho control del tiempo exige, en primer
lugar, una planificación del mismo desde
dos orientaciones:
Una a largo plazo, definiendo los te-
mas que por su orden de importancia
van a requerir nuestra atención en los
próximos días, semanas o meses.
Otra a corto plazo, cuyo margen de
actuación es apenas el día en que
estamos o los dos o tres siguientes,
distinguiendo aquellos de atención in-
mediata, que no admiten prórroga, de
los que pueden esperar e incluso apla-
zarse sin grandes consecuencias.
La gestión del tiempo en el medio
laboral
Unos minutos al comienzo de la jornada la-
boral o bien parar para organizarnos cuan-
do los asuntos surgen inesperadamente
y convergen con los ya planteados, para
poder redefinir nuestra actuación, no van a
retrasar nuestra labor de forma decisiva por
muy urgente que sea.
Un segundo paso para evitar ser desborda-
dos consiste en saber delegar. La delega-
ción es un paso fundamental en la planifica-
ción y no se puede dirigir adecuadamente
un departamento, sea de la naturaleza que
sea, si su responsable quiere realizar de
forma directa todas las tareas sin contar
con la adecuada participación de sus sub-
alternos. Efectivamente, habrá cosas que el
responsable del departamento tendrá que
hacer directamente, pero otras muchas
deberá ser capaz de derivarlas en ayudan-
tes y colaboradores en aras de una mayor
eficacia en el resultado final. El creerse im-
prescindible para todo puede responder, o
bien a que no se ha sido capaz de elegir un
del
La