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violencia
degénero
y tenía razón, no sirvo para nada”. Prefería
no contestar, tampoco tenía tiempo para
ponerse animosa, con la de trabajo que
tenía.
Aunque es cierto que algunos días, notaba
su ausencia, tampoco quería parecer
impertinente preguntando; entendía que
debía ser para ocuparse de los críos o para
asistir a la consulta del abogado, porque
se había complicado su separación, que
para ella el divorcio era algo que había que
pensar muy bien.
Ahora recordaba los días de baja médica
del año pasado, la mala cara que se
le había ido poniendo, la cojera con la
que llegó a estar durante más de una
semana y que ella pasó por alto como una
enfermedad cualquiera, como achaques
de la edad. Todo lo había pasado como
de perfil; a fin de cuentas, se trataba de
asuntos personales y quién era la empresa,
quién era ella misma para inmiscuirse en
tales honduras.
Lo cierto es que sabía, se podía saber
por los comentarios de pasillo, por las
afirmaciones veladas de las compañeras,
que después del infierno de una pareja rota,
estaba pasando por el purgatorio de una
separación difícil. Pero, ¿acaso ella misma
no había pasado por lo mismo y sabía lo
que era? No era algo tan complicado y
ya se lo había dicho varias veces: “a mí
no me resultó tan difícil, no sé por qué lo
complicas tu tanto. Déjale y vive tu vida.”
Incluso a veces, con algunos compañeros
de ventas ella misma había admitido ironías
sobre sus inclinaciones: “ya sabes, hay
algunas que les gusta que las trates mal”,
“como yo digo, cuanto peor, mejor”, “algo
le dará para que no se despegue .....”
Cuando no había asentido con una sonrisa,
había apuntillado con otra ironía: “no todas
somos así, mira yo, que a mí no hay quien
me doblegue”.
Como si doblegar fuera lo que nadie espera
recibir.
Cuando llegó al hospital súbitamente
encontró la contestación a la pregunta con
que había exorcizado tantos pensamientos:
ella no era la empresa, es cierto, pero era
su compañera, y como tal podía haber
hecho algo más que limitarse a evitar una
conversación incómoda o una situación
difícil.
En el mostrador del servicio de urgencias le
rogaron que esperase, lo que le exasperó
nuevamente, si bien un hilo de pensamiento
No lo permitas,
todos contra la
Violencia de Género
CERO
DlEClSElS
FCC está comprometida en la lucha contra
la Violencia de Género y por ello queremos
recordar a todas las personas que trabajan
con nosotros que debemos estar alerta
ante cualquier signo de violencia contra
las mujeres, en cualquiera que sea nuestro
ámbito de actuación.
Recursos Humanos, a través de la labor del
Equipo de Gestión de Igualdad y Diversidad,
continúa promoviendo e impulsando
acciones encaminadas a favorecer la
igualdad y luchar contra la lacra social que
representa la violencia de género.
Porque estamos convencidos de que la
igualdad no es sólo un derecho, sino que
es el mejor antídoto contra la violencia de
género, no queremos quedarnos en la
mera denuncia, queremos contribuir en
la sensibilización de la sociedad respecto
de esta materia e implicar a todas las
personas de FCC para lograr los objetivos
de inserción laboral del colectivo de mujeres
víctimas de violencia de género.
Nos hacemos eco de la campaña del
Ministerio de Sanidad, Política Social
e Igualdad, No lo permitas, y, estamos
seguros que gracias al esfuerzo y la
solidaridad de todos los que formamos
FCC, mejorando así el bienestar de nuestra
sociedad y reafirmando el compromiso con
las comunidades a las que servimos.