pectáculo como “señores y señoras con
ustedes …, o bienvenidos al mayor espec-
táculo del mundo o descubre la magia del
circo”. Emilio sale a escena, su público,
como en cualquier otra función, está espe-
rando.
Es una gozada ver cómo disfrutan
En su rutina de trabajo, Emilio pasa todos
los días por la puerta de un colegio del nue-
vo barrio madrileño de Las Tablas. Allí los
niños le esperan, y en cuanto oyen el ruido
del camión de la basura salen corriendo ha-
cia la valla del colegio esperando impacien-
tes el saludo y la canción de Bob Esponja
que Emilio les dedica y que todos canta a
coro.
“He observado que el día que no voy cuan-
do después ven aparecer el camión incluso
vienen a buscarme con mucho más entu-
siasmo que otros días y, la verdad, es una
gozada ver cómo disfrutan”, comenta.
Emilio se considera una persona espon-
tánea y bromista, y quizá por este motivo
comenzó su ‘show’ de Bob Esponja ante la
verja del colegio madrileño de Las Tablas.
Cuenta que todo empezó de manera ca-
sual, cuando se dio cuenta de que el ca-
mión de la basura atraía la atención de los
pequeños. “Un día se me ocurrió decirles
hola y me contestaron. Al día siguiente lo
hice un par de veces más y me seguían res-
pondiendo”.
Después continuó con un saludo emulan-
do a los héroes de su infancia, los payasos
Fofó y Miliki, y el furor de los niños fue au-
mentando hasta que un día se le ocurrió
cantarles una canción que se convirtió en
todo un espectáculo musical inspirado en
los dibujos animados favoritos de su hija
Paula, de siete años, Bob Esponja. “Ya
veis, vi que los niños respondían, que se lo
pasaban bien, que estaban felices y conti-
nué haciéndolo”.
Y es que Emilio desde el principio se sintió
muy feliz “cuando lo niños me respondían
de esa forma la verdad es que experimen-
taba una felicidad enorme y me sentía or-
gulloso de hacerles tan felices”.
Como en la película “Qué bello es vivir”,
film que hace recapacitar sobre el verda-
dero sentido de la vida y la importancia de
las pequeñas cosas, Emilio ha conseguido
que miles de personas sonrían gracias a su
pequeña pero brillante iniciativa. Nunca hay
que olvidar que muchas veces la felicidad
dependen de las pequeñas cosas.
Emilio es
una demostración de
alegría para los más
pequeños
En el centro, apoyado sobre el camión y rodeado de compañeros de trabajo, Emilio Cuartero;
a su izquierda Angel Garcillán, encargado general y jefe del parque de recogida
de residuos de Manoteras y de La Resina; y a su derecha Rafael Melendo, segundo
encargado general del parque de Manoteras.